Some like it hot (in Catalonia)





(Tribuna abierta ABC 12 de agosto 2013)

Una inteligente recomendación de mi gran amigo el director de cine Santiago Lapeira me ha facilitado el no caer en la tentación de moda de este convulso verano político catalán : leer algún aburrido ensayo ya sea sobre federalismo lalala , de estribillo y manual ,  o sobre soberanismo encadenado. Cuesta entender como más de uno de nuestros políticos , de los fácilmente asesorables y curiosamente siempre de género masculino, se haya visto obligado a perder parte de su preciado tiempo canicular, de desconexión mental y poca ropa, en esos aburridísimos temas sobre lo que ya todo está dicho y es archiconocido. Una muestra más de la desconexión intelectual, casi vital, de ciertos políticos con una sociedad mucho más plural, irónica y seguramente inteligente de lo que parecen mostrar las inquietudes intelectuales de esa ruidosa , por suerte creo que minoritaria, casta de políticos grises . Casta con palmeros a sueldo aún más grises y a buen seguro desconocedora de los clásicos de la literatura universal. Crimen y castigo que explicaría en buena parte el avinagramiento, a veces caliente por conflictivo, de la actual política catalana. Y es que leo  los típicos listados que se publican estos días sobre las preferencias lectoras de nuestros políticos en sus horas  de asueto y me hago cruces. Por sus lecturas los conoceréis… y a más de uno entran ganas de no votarle ni por proximidad ideológica.

Quien tiene un amigo  como Santiago, tiene un tesoro. Y un libro regalado : Conversaciones con Billy Wilder en el que el legendario y ya desaparecido director de la mejor comedia de la historia del cine , Con faldas y a lo loco (Some like it hot), accedía a hablar por primera vez sobre su vida y obra con Cameron Crowe. Billy Wilder siempre me ha resultado un personaje con un gran atractivo vital e intelectual. Un cineasta que dirigió y escribió  tres o cuatro de las mejores películas de la historia del cine, entre ellas El apartamento y Perdición,  y que no se hizo millonario gracias a sus merecidos Oscars sino al montón de dólares ganados en el crepúsculo de su deidad en una subasta de parte de su colección de obras de arte , merece un acercamiento. ‘Un cerebro lleno de cuchillas’ solían decir de él en Holywood en relación a su finísima y algo cínica ironía. Y es que siempre me ha fascinado ese innato talento de algunos hombres, y mujeres,  para captar el lado oscuro de las cosas y mezclarlo con un humor inteligente. El lo atribuía a que  “en casa me pegaban”. Volviendo a la política, estoy convencido de ello : el castigo, ya sea electoral o en el propio seno de los partidos, de mayorías frente a minorías, debería siempre agudizar el ingenio.

Acabo con una divertidísima e ilustrativa vivencia de Billy Wilder relatada en el libro y  que  desmitifica la  figura de Freud. Y de paso el concepto de mayorías y minorías políticas tan de moda, por ejemplo,  en el socialismo catalán. Cuando Wilder era periodista en Berlín para el Die Stunde , intentó entrevistar sin éxito al padre del psicoanálisis : lo echó del consultorio antes de abrir la boca ya que despreciaba a los periodistas . Lo que más le llamó la atención al director de Traidor en el infierno era lo pequeño que era el famoso diván. Y su propietario. Según Billy , en un agudeza bien colocada, algo fallaba :  “Todas sus teorías se basaban en el análisis de personas muy bajas”. Y es que calibrar al mundo según tamaños y cantidades, según tu subjetivo rasero y propia vara de medir, constituye un fatal error. Mucho más en política y en democracia. Pero bien, nobody's perfect!

Jordi del Río, periodista

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