Por casualidad este verano cayó en mis manos un librito titulado “El arte de amargarse la vida” del constructivista austriaco Paul Watzalwick al que en Teoría de la comunicación humana se le otorga parte de la paternidad del axioma sobre “la imposibilidad de no comunicarse “. Todo comportamiento es una forma de comunicación , defendía. Sin pretensiones , el sardónico libro es divertido y se lee en poco más de dos horas. Ejercicio altamente recomendable en estos tiempos de acritud desmesurada. Tiempos en los que articulas una página en cualquier red social para pedir la dimisión del portero de tu comunidad y en pocas horas tienes apuntados a la totalidad de tus convecinos.
Watzalwick nos explica en su libro , entre otras cosas, el fenómeno del “autocumplimiento de las profecías” con un divertido ejemplo que simboliza no la creación de un problema sino de cómo evitarlo a fin de que este perdure. Una solterona , o solterón , vive a la orilla de un río y se queja a la policía de que unos jovenzuelos se bañan desnudos delante de su casa. Estos son llamados al orden y se trasladan río arriba donde ya no hay casas. El afectado vuelve a llamar: los jóvenes nadan todavía al alcance de la vista. De nuevo los chicos se desplazan pero el damnificado no tiene bastante : «Desde la ventana del desván todavía puedo verlos con unos prismáticos.». Este divertido episodio ilustra en parte la endémica acritud de las relaciones Cataluña-España : la sistemática utilización de prismáticos. Y añado, el cansino uso de “reproches y excusas”, palabras de Guardiola curiosamente silenciadas.
Misma acritud , a mi entender algo exacerbada e injusta , observada en las relaciones entre ciudadanía y política. No pretendo frivolizar, no corren buenos tiempos para “defender la alegría” con credibilidad . El gran Federico Fellini solía responder a preguntas sobre la caótica situación política italiana con una interesante respuesta : "No se trata tanto de cambiar gobiernos como de cambiar nuestra relación de pasión con la vida". Es decir, que fácil es destruir y que difícil construir, imaginar.
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