No me preocupa en
absoluto que al president Mas se le haya precipitado su particular y poético
deseo de viajar a Ítaca. Legítimo , máxime cuando parece ser que son muchos los
catalanes y catalanas que estarían dispuestos a acompañarle. Incluso yo estaría
dispuesto a compartir sueño y viaje sino fuera por mi tendencia al mareo
cinético , por el tufillo
mesiánico del comandante y porque como el propio Kavafis nos sugería “has
de rogar que el camino sea largo”
. La verdad , si el viaje ha de
ser largo la edad me apremia en
otras direcciones. Antropológicamente soñar con un viaje hacía terrenos
deseados es algo tan noble y antiguo como el propio origen del hombre. Hasta en
eso se equivoca el cinegético Borbón penalizando semánticamente algo tan bello como las
“quimeras”. Si Raymond Carver resucitará bien le podría dedicar una segunda
recopilación de aquella serie de
geniales relatos cortos titulados “¿Quieres
hacer el favor de callarte, por favor?”. Dedicatoria que también habría de incluir a los señores Monago y Fernández Vara,
reputados separadores.
El problema es
algo más profano. Siempre he pensado que la política tendría que ser la suma simpática de dos cosas : de una actitud propositiva y estratégica
desde el punto de vista ideológico y de la ambición de poseer una organización
que la haga creíble.
Creo sinceramente
que al honorable le falla estrepitosamente la credibilidad de su organización.
Por un lado la intelectualidad , la verdadera y la impostada mediáticamente.
Esa que de manera sospechosamente
incondicional le apoya en un viaje
legítimamente nacional pero que a menudo debería herirles en su sensibilidad
social . Y la impostada. Baste recordar que uno de nuestros principales líderes de
opinión es un actor de
segunda que compite en estulticia
con Leticia Sabater, otra compatriota . Y qué decir de la mediática expolítica metida a intelectual , a la que
su credibilidad se la llevó la grúa,
y para la que hasta la muerte de Manolete fue culpa de los socialistas
catalanes.
Por otro, la burda
y escandalosa apropiación ideológica y funcionalista (la función lo justifica
todo) de los medios de comunicación públicos. Y finalmente su propia y
contradictoria federación política : Convergència i Unió .
Soy de los que
cree firmemente que Catalunya no es una realidad acabada, que ha de continuar
luchando por aquello que nos
corresponde. Pero también afirmo que Catalunya no puede ser simplemente una
realidad simbólica , panacea del mal
gobierno y de oscuros intereses.
Habremos de estar atentos para que el barco de ese bello y deseado viaje hacia Ítaca no amarre en un Estado no deseado. En un
estado de malestar social y división civil. En un objetivo nacional indeseable.
En definitiva, atentos a que una
noble y legitima estelada no acabe como caballo de Troya de aquella “teranyina pujolista” que en mayo de 1996 , en una conferencia
organizada por la Fundació Encaix y celebrada en el Palau de la Música, que
gran ironía histórica, tan bien
nos describía Àngel Colom explicando los sempiternos intereses de una
cierta burguesía catalana más
interesada en su propia
cartera que en el interés común. Haríamos muy bien en aprender del pasado el
polisémico significado de la palabra patria.
0 comentaris:
Publicar un comentario