Catalunya, soberanamente optimista


George Steiner, parafraseando a Schelling, atribuye a la existencia humana una tristeza fundamental en la que se apoyan el pensamiento y el conocimiento. Seguramente tenemos derecho a preguntarnos porque últimamente esta aseveración es tan obvia. Los ámbitos de estudio de este fenómeno son inabarcables. Me centraré en mi pais petit y en unos hechos que , por demasiado habituales , nos pueden inducir a la sospecha de una cierta orquestación interesada. Y políticamente partidista.

Empieza a resultar tristemente habitual en cierto establishment mediático de nuestro país leer o escuchar agoreras aseveraciones del tipo “les previsions de finançament de l’Estatut no es compliran” (sic). Que si “el moment polític és gris, trist, quasi nihilista “ (sic) .Que “ Catalunya està en una franca decadència (…) L’Espanya actual, en canvi, és moderna, emprenedora i atractiva” (sic) . Que si “Espanya comença a semblar Sèrbia però nosaltres vivim en la Unió Europea i ací no són tolerables ni es permetran de cap manera guerres ni cops d'estat militars o legislatius” (sic). O vivo en otro país, en otra realidad o la situación descrita es fruto de unas capacidades de tele transportación al futuro que yo desconocía en el ser humano o de un delirio transitorio de unos estimados autores frustrados en la realización de no se sabe que sueños más o menos imposibles.
El científico Erik Kandel, Nobel de Medicina, es un científico optimista, se diría feliz, de esas personas de sonrisa permanentemente creíble. En una reciente entrevista se vanagloriaba de sus recientes progresos neurocientíficos irradiando una extraordinaria felicidad. “Hemos progresado mucho: ¡ Ya he logrado comprender el 15 % del cerebro ¡ “ manifestaba en dicha entrevista. Según Kandel dedicarse a sueños imposibles es una pérdida de tiempo, una estupidez. Sobretodo cuando existen otros sueños posibles más urgentes . Pero me envalentonaré, seguramente víctima del atrevimiento típico del ignorante , a matizar a tan insigne personalidad. Se pueden tener sueños imposibles solo si tenemos valor para transformarlos en posibles. Está claro que inoculando pesimismo social en vena vamos mal. Se trata de sumar voluntades, ilusiones, no de restar. Citando a Raimon Obiols ,casi literalmente , de federar socialmente en base a criterios en los que las minorías se sientan más o menos cómodas con los anhelos plebiscitados de la mayoría. Pero para eso previamente hay que escuchar. ”Se necesita valor para ponerse de pie y hablar, pero más para sentarse y escuchar” decía Churchill. Y quién se siente unos minutos, no demasiados, a analizar los resultados de los últimos plebiscitos electorales celebrados en Catalunya obtendrá, valga la redundancia semántica, conclusiones soberanas: somos un país optimista. Incluso en las dificultades. Insistiendo en el político británico que recibiría el Premio Nobel de Literatura en 1953 entre otras cosas y según la fundación Nobel, por su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos, los catalanes también creemos que “Una dificultad superada es una oportunidad ganada”.Y eso presupone acción, no flagelación.
Por otro lados, psicólogos y filósofos , de renombre unos, de autoayuda otros, mantienen de manera casi unánime que para disfrutar más de la vida es necesario aliñarla de esperanza, sin imprudencia pero con optimismo. Dicho así, resulta por obvio , casi superficial pero la acumulación de ciertas evidencias mediáticas y cotidianas en sentido contrario a premisas tan seductoras , las eleva y subraya. Especialmente en este mi pais, Catalunya.

Hablar, comunicarse entre iguales o diferentes , salir de las trincheras, en definitiva, fusionarse y federarse socialmente son algunas de las actividades , por cierto muy universales, que cual vasos comunicantes, demuestran muy a las claras las enormes posibilidades que disponemos para mejorar nuestro grado de satisfacción vital, nuestro estado de ánimo, nuestro PIB de optimismo. Incluso en situaciones poco óptimas. Por cierto, hablar, qué palabra más polisémica y casi poética en su versión catalana : enraonar (de raó, de razón). ¡ Que poco entran en razón algunos cuando hablan ¡.

Quienes se aíslan, negativizan , elevan barreras sociales por género, patria, lengua (o dicción, que haberlos haylos) o simplemente son incapaces de experimentar el placer de las palabras como vehículos de comunión y no de exclusión son minoría. Pero ruidosa, casi mediática diría yo al hilo de lo que en Catalunya últimamente estamos acostumbrados a leer y escuchar de cierta pléyade de mal copulados. Con la realidad se entiende. Y fracasados, en el sentido menos peyorativo de la palabra si es posible, porque como dice José Antonio Marina , aquello que nos aparte de la felicidad o nos impida conseguirla es un fracaso de la inteligencia.

Acabaré con Bertrand Russell y su Conquista de la felicidad : “Quienes dejan de fijarse en el polvo que la criada no ha limpiado notarán que la vida es mucho más agradable que cuando se sentían constantemente preocupados o irritados por esas cosas”.

1 comentaris:

Anónimo dijo...

Molt bo. Estic totalment d'acord amb tu. Em de lluitar contra aquest pesimisme interessat que se'ns vol transmetre per part dels que pensen que Catalunya �s "seva", �s propietat d'uns pocs.

Abans i ara, hi ha catalans amb ganes d'emprendre, arriscar i innovar. Cal un govern que s�piga aprofitar tota aquesta energia per fer avan�ar el pa�s.