De equilibrios, equilibristas y otros matices semánticos (1)


González Casanovas en un reciente artículo de opinión, a buen seguro ruborizante para la figura que homenajea por , a mi juicio, excesivamente apologético , ( dijo Platón que los buenos son los que se contentan con soñar aquello que los malos hacen realidad) , copula dos términos para definir la trayectoria política del justo, flamante y nuevo presidente del PSC Isidre Molas : equilibrio tenaz. La extraordinaria redacción del artículo en cuestión , fabricada sentimentalmente desde “el compañerismo juvenil de aventuras clandestinas” , rinde justicia histórica al perfil del susodicho. Es esa justicia la que hará que no me extienda en la acertada conveniencia de su elección. Sin embargo, es otra la reflexión que me suscita el artículo de González Casanova.

Steve Hawking en su excelente y pedagógica Brevísima historia del tiempo apunta la prolífica dedicación de los científicos del siglo pasado a la hora de desarrollar teorías descriptivas sobre como es el universo para acabar deduciendo el escaso tiempo , por otro lado lógico, que los mismos tuvieron para preguntarse sobre el por qué del universo. Todo sea dicho , tarea para la que , a priori , nunca fueron llamados . Sin embargo, continua Hawking, la gente cuya profesión ha sido o es la del preguntarse sobre el porqué del universo no han sido a su juicio capaces de mantenerse al día en el progreso de las teorías científicas. Al parecer, demasiada técnica y matemática para los filósofos. Es en esa coyuntura histórica del pensamiento en la que Wittgenstein, para un profano como yo en esos menesteres uno de los filósofos más atractivos del siglo pasado, exclama que dada esa limitación científica a los filósofos “ la única tarea que les queda es el análisis del lenguaje “. Valga este pedante circunloquio para , salvando las razonables distancias, dedicarme a esa única tarea que nos queda a los que , como yo, hemos perdido toda esperanza, paulatina y triste renuncia, en preguntarnos sobre el por qué de las cosas y nos dedicamos , a tiempo parcial, a analizarlas desde la simbología de las mismas, desde su semiótica. Meros observadores. Sobre todo por economía de esfuerzos. Ya se encargan otros, una amplia mayoría mediática y social, de sugerirnos como ha de funcionar el mundo.

¿Es el equilibrio en política un mérito o un eufemismo ? .¿Lo perciben asi los ciudadanos?. Huyendo de grandilocuencias impositivas, ¿son las convicciones ideológicas compatibles con los equilibrios tácticos ? No seré yo quien ponga en cuestión las bondades globales de la palabreja. Ni quien ponga en duda las intenciones, transparentes por otro lado, de la buena glosa del articulista ni su correcta aplicación al personaje. Pero me asalta alguna duda. Tal vez porque existe una palabra derivada de equilibrio que aplicada a la práctica política me combina mal : equilibrismo como antónimo de auténtico. ( continuará )

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